Nada dura para siempre, ¿o sí? Todo lo que tiene un principio encuentra un final y el libro no es ajeno al paso del tiempo. Desde que una página se impregna de tinta y sale de la imprenta empieza a contar el cronómetro. Tal y como indican desde la web especializada en literatura. Lecturalia, son muchos los factores que influyen en la esperanza de vida de una obra: temperatura, humedad, exposición a la luz, calidad de la tinta y del papel…
Sin cuidados especiales, la vida de un libro oscila entre los 30 y 100 años. Teniendo en cuenta que muchos títulos son descatalogados y que de ellos solo quedarán los ejemplares producidos hasta la fecha, ¿las próximas generaciones no podrán disfrutar de ellos? ¿Habrá que resignarse a no poder conseguir una determinada obra pasadas unas décadas?
Por suerte, si la vida de una obra es finita, su disponibilidad es eterna. Las nuevas tecnologías han traído oportunidades para burlar el paso del tiempo y permitir que todo tu catálogo esté siempre a disposición de los lectores.
Libros siempre disponibles
A los factores que antes mencionamos, y que influyen en la vida útil de un libro, hay que sumar otro y que, a priori, es menos perceptible: la acidificación de las páginas. Esto supone que cuando mueren los ejemplares de una obra descatalogada, lo hace el título, impidiendo que otros puedan acceder a este material.
Por suerte, existen soluciones que no solo aseguran que un libro esté siempre disponible, sino que este pueda ser accesible en todo el mundo. Solventando problemas como los antes mencionados. Entre las ventajas de la impresión de libros bajo demanda está la de que un lector pueda acceder siempre a la obra que desea.
Por un lado el editor se asegura de que su catálogo perdurará para siempre, por muy bajas que sean las ventas de un título en concreto. La filosofía de la impresión bajo demanda asegura que primero se vende y después se produce, cubriéndose los costes incluso antes de que el lector reciba el ejemplar que necesita.
De esta forma, aunque los títulos que ya producidos hayan sucumbido al paso del tiempo, será posible generar nuevas tiradas (sin necesidad de un stock mínimo) para satisfacer la necesidad del lector que reclame el ejemplar en cuestión.
Catálogo disponible en cualquier lugar
El libro, tal y como se conocía tradicionalmente, no solo tenía limitaciones temporales sino también espaciales. Estas últimas fueron superadas hace tiempo pero implicaban unos altos costes logísticos que obligaban a enviar largas tiradas para hacer rentable el viaje a otro país (en especial cuando el destino estaba al otro lado del Atlántico).
Poco tiempo después la distribución y la impresión bajo demanda hicieron posible que todos estos costes logísticos no existieran. De esta forma los libros del catálogo del editor que se sumasen a esta filosofía podían estar siempre disponibles y en cualquier lugar del mundo.
La pregunta no debe ser cuál es la esperanza de vida de un libro sino cómo poder satisfacer el deseo del lector, brindándole siempre un “sí” por respuesta a todas sus peticiones.
Un comentario
Me gusta mucho leer espero leer muchos libros Dios los bendiga