En el Día de las Librerías se nos recuerda que por mucho que las pantallas hayan llegado a nuestras vidas, no se puede negar esa sensación que embarga a los amantes de la literatura al ver pasillos y pasillos repletos de estos tesoros. Una obra es mucho más que un conjunto de páginas que nos cuenta una historia o nos recita versos, es una puerta abierta a otros mundos.
Puerta que en estos lugares nos abren los libreros. Esa figura que siempre está dispuesto a decirnos cuál es ese libro que recordamos, con tan solo decirle la sinopsis. O, también, recomendarnos una nueva lectura bien porque nos conoce después de años y años acudiendo, o bien porque le hemos dicho las obras que ya han pasado por nuestras manos. Una labor que se reconoce en el Día de las Librerías.
Sin duda, un apoyo importantísimo para el sector de la cultura. Dicen que la llegada de las nuevas tecnologías ha supuesto una losa importante para el negocio de estas personas. Pero nada más lejos de la realidad, en todo caso el desembarco de todos estos avances ha dotado a las librerías de unas poderosas herramientas para lograr sus objetivos. Porque, los viejos libreros… nunca mueren.
El librero, el mejor algoritmo
Nuevas tecnologías y librerías están condenadas a entenderse. Por un lado, estos avances suponen un adelanto en tanto que rompen las fronteras a las que hasta hace poco tenían que hacer frente estos puntos de venta. La llegada del comercio electrónico a estos negocios permite expandir la red de clientes más allá del barrio, o incluso, ciudad en la que se ubiquen.
Pero, por muchos códigos que integren estas tecnologías, por mucho que avance la inteligencia artificial, hay algo que no tiene comparación: el factor humano. El librero se convierte en el mejor algoritmo para acertar siempre en las recomendaciones o en las peticiones que realizan los clientes.
Su memoria actúa como una base de datos que genera una empatía con el cliente, acertando en la mayoría de ocasiones (o tomando nota del error para subsanarlo con otra recomendación). Por ello, no es de extrañar que las librerías sigan manteniéndose como el principal punto de venta para los amantes de los libros. Y es precisamente lo que se nos recuerda en el Día de las Librerías.
| «Factor humano, el mejor algoritmo»
Según los últimos datos del Observatorio del Libro, las librerías acaparan el 52,7% de las ventas. Si hablamos de números absolutos, la facturación es de 810,9 millones de euros, un 2,9% más que en el ejercicio anterior, representando el 35,0% del total. De hecho, si de algo pueden presumir los libreros en España es de haber sabido encontrar, a lo largo de los años, la fórmula idónea para sacar adelantes sus negocios.
Según datos, también del Observatorio del libro, España dispone cuenta una de las redes de librerías más antiguas y extensas de Europa, con un total de 3.967 establecimientos, en su mayoría creados en el siglo XX. Con este dato, la media de librerías por cada 100.000 habitantes crece en el último año hasta los 8,5 establecimientos, manteniéndose muy por encima de la media europea (5,5).
Casos de éxito
Los datos mencionados en el punto anterior confirman a las librerías como un negocio a largo plazo. Sin duda, el factor humano ha contribuido a que estos establecimientos capeen las distintas crisis económicas y el paso del tiempo. En Córdoba, por ejemplo, encontramos el caso de Librería Luque, que recientemente celebraba su primer centenario en el que ha visto pasar por delante a 9 papas, 8 crisis económicas (por no hablar de los distintos gobiernos y sus correspondientes planes de lectura).
Sin movernos de comunidad autónoma, en Málaga encontramos otra librería que puede denominarse como una veterana: Proteo. Medio siglo lleva ofreciendo a los lectores respuesta a sus peticiones, ¡y de qué manera! Suyo fue el premio a la mejor librería en el año 2017. Porque ser librero es, desde luego, una labor que merece un galardón, aunque este en ocasiones el reconocimiento que ofrecen los clientes.
Yendo a Sevilla encontramos el caso de José Manuel Padilla, quien por desgracia nos dejaba a principios de este mes de noviembre. Un profesional que abrió su primera librería a mediados del S.XX y que es otro ejemplo de cómo el buen trabajo y el factor humano son dos claves en este tipo de negocios.
Adaptarse a los nuevos tiempos
Por supuesto, no puede negarse que el paso del tiempo nos alcanza y las reglas del juego cambian. Las nuevas tecnologías han llegado para quedarse, ofreciendo nuevas líneas de negocio. Los e-Commerce se han convertido en una plataforma idónea para aumentar las ventas y hacer frente a los rivales que han llegado con la expansión digital.
De esta forma vemos planes de expansión al e-Commerce como el anunciado por CEGAL: la conversión de la web todostuslibros.com en una plataforma en donde más de 700 librerías de España podrán vender sus productos. Un fondo literario que cada mes recibe en torno a dos millones de visitas y que comenzará a funcionar (a finales de 2020) con un fondo de 1,2 millones de títulos.
Un avance tecnológico en el que Podiprint también está presente para asegurar que los libreros sigan prestando sus servicios con la misma esencia pero con distintas herramientas. Anuncios como el de CEGAL o el sistema de distribución 1:1 y la impresión bajo demanda para el sector del libro se traducen en nuevos instrumentos a disposición de las librerías para seguir ofreciendo a los clientes el mejor de los servicios.
Porque, tal y como hemos dicho, el librero y el factor humano son el mejor algoritmo a la hora de satisfacer las necesidades del lector. ¿Qué mejor jornada que el Día de las Librerías para recordarlo