La impresión de libros bajo demanda se presenta en el sector editorial como una oportunidad para sacar a flote un sector en crisis. Ahorrar en los procesos de producción, almacenaje y distribución supone reducir las pérdidas económicas en un campo en el que, a pesar de los contratiempos, los libros impresos siguen liderando el mercado.
Que la facturación global de libros haya bajado en 2014 un 11,7% hace que las empresas reduzcan sus tiradas de producción. Ya no se habla de tiradas de cuatro mil ejemplares. Así, ya desde 2010 el número de ejemplares impresos por cada edición ha bajado un 20%, según los últimos datos reflejados en la Panorámica de la Edición Española de Libros 2014. A estas cifras hay que sumarle el auge de las ventas de libros en digital (un 8,1% más que en 2013) y la consolidación de las compras a través de Internet que descartan la necesidad de almacenar libros porque permite producir una vez que se ha efectuado la venta.
Vista esta situación el mercado ha necesitado reconstruirse. Entonces aparece la impresión bajo demanda (Print On Demand o POD). Es decir, la producción de un número determinado de libros en función de lo que se demande. Una oportunidad que hace que se eliminen almacenes llenos de libros sin vender y que se ahorre coste de producción.
En los últimos años esta técnica se ha asentado y supone una importante revolución para el sector editorial. Tal y como comentaba Mariana Eguaras, consultora editorial, en una entrevista para IC Editorial, las “grandes tiradas fueron un síntoma de la llamada burbuja editorial. No volverán, ninguna empresa hoy aguanta imprimir tres, cuatro o cinco mil ejemplares de una obra para saber que la mitad no se venderá”.
Estamos en una crisis del sector editorial que necesita cambios drásticos que permitan el máximo ahorro económico posible. Gracias a la impresión bajo demanda, se reducen costes en los tres procesos importantes: producción, almacenamiento y distribución del libro. Tal y como señalaba Mariana Eguaras en la entrevista antes mencionada, para “llegar a la mayor cantidad de puntos de venta posibles” era necesario contar con un determinado volumen.
Sin embargo el panorama ha cambiado. Optar por la impresión bajo demanda es optar por la selección de puntos estratégicos a los que llegar. Una producción de libros razonable en los puntos de venta más importantes permitirá que el título se conozca sin que la empresa haya hecho una gran inversión económica para ello, ya que las ventas quizá no compensen ese esfuerzo. En caso de que sea un éxito, se podrán seguir imprimiendo ejemplares según lo que se vaya demandando.
En definitiva, el riesgo de tener pérdidas económicas es menor si se controla el proceso de producción y distribución. Ya que imprimir y enviar ejemplares a todos los puntos de venta requiere de un esfuerzo económico que puede verse incrementado por la devolución de aquellos que no se hayan vendido. Tampoco podemos olvidar que estos ejemplares devueltos habrá que almacenarlos o incluso, destruirlos.