El 2020 fue un año marcado en el calendario de cualquier industria ya que este fue el curso en el que la pandemia puso un freno a toda actividad productiva. Si bien el confinamiento solo se impuso durante algunos meses, lo que sí se extendió en el tiempo fueron las restricciones entre fronteras. Algo que influyó, de diversas maneras, en la exportación de productos como el libro.
Ahora es el momento de comprobar hasta qué punto la pandemia ha influido en la exportación de libros a otros países. Y, como siempre, desde la Federación de Gremio de Editores de España, FGEE, han llevado a cabo un análisis que queda plasmado en el Informe del Comercio Exterior del Libro.
La pandemia se ha hecho notar
Es evidente que la pandemia se ha hecho notar en las exportaciones de libros. Si en 2019 esta actividad generó 529,96 millones de euros en 2020 la cifra quedó en 391,75 millones. Un descenso del 26,22%. Dato que se contrapone a los datos recogidos en las ventas de ejemplares dentro de nuestras fronteras que sí tuvieron un saldo muy positivo.
En concreto, la exportación editorial (diferenciada de la de productos gráficos) quedó en 340.572 millones de euros, frente a los 457.168 de 2019. Iberoamérica sigue siendo la principal zona de influencia de los libros que se venden fuera de nuestras fronteras, conformando 184.465 millones de euros del total generado por estas actividades. En segundo lugar quedan las naciones de la Unión Europea y en tercero el resto del mapa del Viejo Continente.
Como se ha dicho, el comercio exterior del libro ha presentado datos muy distintos de los que muestran las ventas dentro de nuestras fronteras que se incrementaron un 0,8%, pasando de los 2420,64 millones de euros en 2019 a los 2.439,93 de 2020. Si solo se tienen en cuenta los libros en papel, se vendieron 164,5 millones de ejemplares.
Patrici Tixis, presidente de la FGEE, indicaba que las exportaciones de libros se han visto muy condicionadas por las restricciones establecidas por la pandemia. Una situación coyuntural que se ha hecho notar en el dato global del 2020. Ahora, es el momento de recuperarse aprovechando eventos como es LIBER.
¿Y qué pasa con el libro bajo demanda?
La pandemia también ha servido para acelerar algunos cambios que ya se venían viendo, como es la conversión digital de puntos de venta como las librerías, haciendo necesario crear una red de colaboradores con las que ajustarse a este paradigma logístico. Una situación que, como se ha dicho, se ha visto frenada con las restricciones impuestas para frenar el coronavirus.
Sin embargo, por su entramado logístico, la distribución bajo demanda no se ha visto afectada por sus restricciones. Y es que el hecho de producir en destino y valerse de la red de envíos local ha permitido, incluso durante las restricciones, seguir vendiendo libros a lo largo de todo el mundo.
De hecho el crecimiento durante los primeros nueve meses de 2020 superó en un 190% a los datos de esta misma época en 2019. Incrementos que llegaron al 300% en algunos momentos de mayo. Y es que gracias a este sistema, un lector al otro lado del Atlántico (recordemos que Latinoamérica es el principal mercado editorial donde más interesa el catálogo de España) podía hacerse con una obra de un editor de nuestro país en un plazo de 72 horas, garantizando producción local y uso de cadena logística en destino.