¿Cómo cambia la relación entre editoriales y librerías con el desarrollo de la distribución bajo demanda? ¿Cuáles son las ventajas y los temores? La adaptación tecnológica, la óptima clasificación del libro, los criterios de calidad y la valentía por parte del librero son algunos de los aspectos que marcan el nuevo horizonte editorial en torno a la impresión bajo demanda.
Sobre estos asuntos giró, dentro de la Feria Liber 2017 la mesa redonda «Debates sobre la evolución digital en los mercados en español» con Joan Adell, editor de Nova Casa Editorial; Astor García, director Comercial de la distribuidora Asturlibros; Enrique Pascual, director de las Librerías Marcial Pons; Germano Dantone, editor de la Editorial de Carisch – Real Musical; Gustavo Vorobechik, CEO De Bibliomanager, y la moderación de Ismael Gálvez, director de Marketing de PODiPrint.
Uno de los aspectos fundamentales entre las opiniones gira en torno a la mentalización del librero, encontrándonos en la actualidad con dos tipos de librero: el que ofrece al cliente la edición bajo demanda cuando no tiene un título o el que dice directamente que no lo tiene. En la mesa redonda hubo voces que llaman al librero a ser consciente de su oficio, a conocer la realidad del mundo editorial y defenderlo. No obstante, al librero hay que mostrarle el camino en un momento con mucha tecnología ¿Cómo integrar todos esos cambios?
El nuevo paradigma de la distribución bajo demanda
Ante un exceso de información, es fundamental la clasificación de las obras.Si se realiza correctamente el librero podrá seleccionar los títulos que le interese, para ello el editor debe clasificarlos bien.
Joan Adell apuntó aspectos sobre la calidad del libro: «Se debe explicar cuando un libro se imprime en offset o en digital, no para bien ni para mal, sino para decirle que la edición es diferente, se deben dar datos como características o peso. No pasa nada, pero se debe explicar». Con todo esto, el librero debe afrontar que parte de lo que va a vender se pone en POD.
Para Astor García, una de las claves es que el librero pierda el miedo: «Debe perderlo a los cambios tecnológicos, a los envíos, al canal…».
La inversión tecnológica
Para Gustavo Vorobechik, es fundamental hacer una pequeña inversión en tecnología para facilitar las cosas. «La tecnología ayuda a que todos los negocios funcionen y en el caso de las librerías deben reconocer la importancia de los metadatos o introducir nuevos formatos como el audiolibro», apuntó.
Germano Dantone añadió que la impresión bajo demanda también facilita que el editor pueda imprimir y vender directamente al distribuidor, lo que hace que se pueda vender como cualquier libro tradicional. Destacó a su vez la importancia creciente de los audiolibros.
Enrique Pascual, como editor o librero: «Hay que pedir fiabilidad para cubrir las expectativas«. Como librero advirtió que va a querer que su margen comercial no se vea afectado porque seguirá teniendo unos costes fijos en el negocio.
Astor García defendió que una lucha importante de Podiprint es mantener los márgenes dentro del nuevo paradigma: «Es necesario potenciar el producto y que la gente vea el funcionamiento del sistema», a partir de ahí se irá creciendo.
Joan Adell valoró el potencial del POD en torno a la distribución 1:1. «Evita los riesgos que supone pedir un número determinado de libros», señaló.
De momento, como apuntan los últimos estudios sobre POD La distribución bajo demanda crece a gran ritmo en los últimos años, pero en una convivencia con la edición tradicional. Supone una forma de que los libreros amplíen el catálogo de libros disponibles y para que el editor pueda mantener sus títulos siempre vivos sin stocks.