Todo proceso de producción industrial produce una serie de impactos medioambientales conocidos como huella de carbono. El sector editorial no es ajeno a esta mella en el ecosistema y la impresión de un libro tiene un coste para el planeta. Por suerte, prácticas como la ecoedición buscan reducir este efecto con la intención de que sea tan bajo que, al ecosistema, le dé tiempo a recuperarse incluso antes de notar esta intervención humana.
El primer paso para poner en marcha una estrategia de ecoedición es conocer cuál es la huella de carbono que genera la industria editorial. De esta manera [IGC1] se podrán detectar patrones contaminantes que reducir a través de nuevas prácticas respetuosas con el planeta. Por ello, en esta ocasión analizaremos el impacto de la producción de libros en la actualidad.
Así [IGC2] podrás tener en cuenta todas aquellas rutinas que podrías cambiar, dependiendo de en qué punto de la cadena del libro te encuentres.
¿Qué huella de carbono genera la producción de un libro?
Si hablamos de la pura impresión de un libro, La Asociación Española de Pasta, Papel y Cartón señala que imprimir un libro, en torno a las 300 páginas, tiene una huella de carbono de 1,2kg de CO2 a la que hay que añadir otros costes para el medio ambiente como las emisiones durante la fase de transporte (media de 80 gramos de CO2 por cada 100km).
A la hora desglosar las distintas fases de la cadena del libro nos encontramos con que la parte que mayor impacto tiene sobre el medio ambiente sucede durante la extracción y fabricación de las materias primas. En concreto, tal y como indican desde el Manual de Ecoedición del Ministerio para la Transición Ecológica:
- El 49,4% de las emisiones son derivadas de la obtención de materias primas
- El 17,6% durante la fabricación de las planchas
- El 16,4% en la etapa de distribución
- El 9,6% durante el diseño
Siguiendo con la atención a la obtención de materias primas para la producción de libros, no solo hay que centrarse en el terreno de las emisiones de CO2, sino también en el uso de materiales que esto supone. Por ejemplo, en España, cada persona consume 168 kg al año, de los que un 36% pertenece a la categoría “papel gráfico”, representando un total de 63kg anuales por individuo.
A la hora de contabilizar el consumo de papel, también hay que tener en cuenta que el 39% se destina a cubrir necesidades de embalaje, como el utilizado en el envío de ejemplares. La buena noticia es que desde hace algún tiempo España está en el “Club del 70%”, es decir, que en nuestro país se recicla el 70% de este material.
¿Cuánto contamina la cadena del libro?
Hay que tener en cuenta que si bien la producción de materias primas para hacer un libro es la fase que mayor huella de carbono representa, hay otros puntos que también tienen un gran impacto, pese al menor porcentaje de emisiones. ¿Cómo es posible esto? Hablamos, por ejemplo del diseño editorial.
Si bien a priori el diseño editorial solo contamina en tanto consume energía para trabajar, hay que tener en cuenta la importancia de decisiones muy importantes durante esta fase. Por ejemplo, dependiendo de las características que se determinen para el libro a producir, se decidirá el tipo de papel, y la cantidad que se va a utilizar.
Por otro lado, también hay que atender a otros aspectos como las tintas utilizadas durante el proceso de impresión y que representan una potencial contaminación en tanto que generan los denominados Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), sustancias químicas que también se generan en algunos pasos de la fabricación de papel.
El principal problema medioambiental de los COV es que al mezclarse con otros contaminantes atmosféricos (y reaccionar con la luz solar, pueden formar ozono al nivel del suelo, el cual contribuye al smog fotoquímico y son también precursores del ozono. Por último, también toca revisar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero):
Alternativas para reducir la huella de carbono del sector editorial
Como se dijo al principio, una actividad editorial caracterizada por una nula huella de carbono es imposible. Lo que sí se puede hacer es trabajar por reducir el impacto medioambiental, atendiendo a las distintas fases de la cadena editorial:
- Programar la producción desde un punto de vista ecológico. Es muy importante hacer previsiones de venta óptimas con las que ajustar las tiradas a la realidad. Incluso, adoptar distribuidores bajo demanda que permitan solo producir lo que ya se ha vendido, evitando generar una huella de carbono por un stock que no se venderá.
- Elección del papel. Como se ha visto, el mayor impacto en toda la cadena del libro tiene lugar durante la extracción de materias primas. Por ello, el uso de papel reciclado se vuelve una condición imprescindible a la hora de apostar por una ecoedición.
- Optimizar los paquetes empleados en la distribución de los libros, facilitando información a los usuarios con el fin de indicarles cómo pueden reciclar estos envases.
La impresión y distribución bajo demanda que te ofrece Podiprint garantiza unas tiradas más eficientes en las que conceptos como el stock desaparecen, por lo que no hay que preocuparse por los ejemplares no vendidos. Por otro lado, los servicios de producción trabajan con papel reciclado. ¿Quieres conocer a fondo nuestro aporte a la ecoedición?
Te estamos esperando para que te sumes a un sector editorial con una perspectiva más verde: